Lanza un grito teléstico
como si alguien fuera
a molestarse en descifrarlo,
desenvuelve una a una las palabras
que conforman el silencio
y arruga después el envase
hasta tirarlo.
como si alguien fuera
a molestarse en descifrarlo,
desenvuelve una a una las palabras
que conforman el silencio
y arruga después el envase
hasta tirarlo.
Quisiera lanzarme a la basura
como un bote vacío
y ser el bote vacío
que dormita boca abajo,
que se me escurran
las palabras por las paredes,
que se expriman los nombres
borrados del diccionario
que se parezcan al mío,
y cerrar los ojos boca abajo
al lenguaje desolado
que deshila su voz
en el desierto.
Porque boca abajo
está más permitido
que colgar de un árbol.
Porque finalmente
me he agarrado al silencio
para que no se me escape
y soy el insecto
que aletea en una jaula de hierro
hasta oxidarse.
Los ojos nunca se acostumbran
a la oscuridad,
el viaje nunca se acaba
con los pies descalzos,
el aire perdido nunca mira atrás.
Si no se escucha el sonido
en el vacío,
entonces
para qué
necesito los verbos.
Ya solo espero
el aumento de presión
que me implosione.
Y rezo: que sea pronto,
que sea hoy.
Aunque describa
que si hubiese un dios
tampoco se molestaría
en escucharme.
Así es como me estoy
cansando,
así es como me estoy
así es como me estoy
vendiendo al abandono.
Y diré:
A todos
los que me
desecharon:
gracias.
Y será mentira.
Porque conservar
las contantes vitales
nunca ha sido lo mismo
que estar viva.
Diré que ya no,
y será mentira.
Nunca te acostumbras al dolor
por más que pises fronteras
que no necesitas.
por más que pises fronteras
que no necesitas.
Nunca llega el mañana
cuando siempre es ayer
y ayer
es siempre el mismo día
que no te recuerda.
Es mentira,
nunca decepcionan menos
las manos que empujan al abismo
o perforan menos
el celofán y la careta.
Porque sangra más el rechazo
que la transparencia.
Gritaré por los ojos
en morse,
como si hubiera
algún humano al otro lado
con una baraja de empatía.
Ya solo quiero ser un bote vacío,
vacío.
Y dormir boca abajo
al fin
cayendo
muy lejos
de este charco
de mentiras.
Todo esto solo por el agotamiento que me genera la "empatía" que se queda en el botoncito de compartir, la pegatina justa de "buena persona". Mucha sensibilidad, pero a tragedias lejanas, claro, no vaya a ser que realmente haya que hacer o ESCUCHAR algo... Uf, ¿eh? Qué cansancio, illo. (Véase el caso de victimasectoreditorial, cuyos testimonios son salvajemente compartidos con indignación, pero luego SIGUEN invitando a esos maltratadores y violadores a eventos, dándoles premios y poco más que chupándoles las canicas bajo la túnica de asquidioses).
Esto se traduce como: que el círculo cercano como si se muere, mientras no me moleste...
Empatía de la quietud. Culito de sofá.
Vamos que no me creo nada del buenquedismo, que a la hora de la verdad un lapicero desprende más empatía, que qué buen uso hacemos de las redes, ¿verdad, coleguis?
Que, en fin: Los humanos nunca defraudamos siendo lo peor.
El camino que tomé
más allá de la alameda
es el que ahora nubláis
bajo el sol de las palmeras.
Sopla un viento que brilla y que
por el hueso se me mete.



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