parece libre,
cómo suena por dentro.
¿Recuerdas la grieta siendo
solo el inicio de tu lengua?
Y fisiona el sol, se desplaza,
semicírcula parte encuentra
el este.
Su contrario te inunda
y reposas,
sumisa en el centro.
El frío tacto humano
y tú sonríes,
mientras la gente
sigue haciendo sus pautas
Siente la sonrisa intrínseca:
No te has perdido.
Con los dedos bordeas
el brillo inverso de tu boca,
el secreto durmiente donde nace
la plenitud de lo invisible.
Miras al mundo
y te cierra sus párpados,
y a través del resquicio blanco
sumisa en el centro.
La luz oculta más que las sombras
y por eso te ocupa,
y por eso te ocupa,
te cubre,
neutra desde todos sus ángulos.
¿Notas el calor, el ligero peso
acostado en tus rodillas?
Sí.
¿Notas el calor, el ligero peso
acostado en tus rodillas?
Sí.
El frío tacto humano
es la costumbre,
miradas de arpía que se posan
en tu piel con extrañeza
miradas de arpía que se posan
en tu piel con extrañeza
y tú sonríes,
cierras los párpados,
saboreando a ciegas
saboreando a ciegas
las palabras crudas,
la ingravidez que ahoga
la ingravidez que ahoga
el universal ruido
mientras la gente
sigue haciendo sus pautas
de gente
y tú resbalas:
mano de caricia interna.
y tú resbalas:
mano de caricia interna.
Siente la sonrisa intrínseca:
No te has perdido.
Con los dedos bordeas
el brillo inverso de tu boca,
el secreto durmiente donde nace
la plenitud de lo invisible.
Miras al mundo
y te cierra sus párpados,
y a través del resquicio blanco
fluyes
por primera vez,
por primera vez,
respirando.
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