Intento borrar mi geometría,
la desnutrida idea que vacila
en cada movimiento,
cada tacto,
cada palabra que flota
alrededor de mi oreja,
cada día.
Y aquí todo es momento,
la imagen se extingue
sin saber si ha sucedido
y me mira,
me pregunta qué es cierto.
Qué es cierto,
ya no lo sé.
Qué es el interior tangible
de vuestras cabezas
sino un gesto olvidado
que no entiendo
cuando os observo,
como roca sedienta que limita
el mar
y os rozo,
con dedos astronáuticos os rozo,
y no os alcanzo.
La verdad queda tan lejos
que no siento tristeza,
no siento más que un espacio
insulso, sedentario,
y el recuerdo que miente
cuando os pienso,
como formando parte del suelo,
os veo
como estallados en cristales
pequeñísimos:
en ese surco donde anidabais
cuando fuisteis cuerpo sólido
y ahora no es más que una grieta
que ya no encaja.
¿Y dónde reflecta la luz?
Si no camino a solas tras la certeza
tú también buscas,
ansías la imagen nítida,
la realidad palpable
que disipe el momento
y nos conciba para decir:
te creo.
Decir:
yo he sentido
el movimiento, el tacto,
cada palabra que flota
alrededor de mi oreja.
Y perduras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿No tienes nada que decir?