Vivo en una gran ciudad,
una ciudad enorme, superpoblada,
una ciudad siempre en exceso,
siempre ocupada,
demasiado ocupada
de gente sin tiempo,
y de humo
y registros.
—un solitario, dos solitarios,
tres mil ciento
sesenta y cinco millones
de solitarios—.
Vivo en esta ciudad
una ciudad mecánica
acaba pareciéndose más al escombro
que al hombre.
—cuatrocientos diecinueve mil
cien niños nacidos
que ya están solos—.
Vivo en una gran ciudad
como un bloque
estas calles grandes,
de solitarios—.
Vivo en esta ciudad
de grandes edificios,
una ciudad mecánica
cuyos inmuebles
se derrumban para roncar
se derrumban para roncar
y el hombre
acaba pareciéndose más al escombro
que al hombre.
—cuatrocientos diecinueve mil
cien niños nacidos
que ya están solos—.
Vivo en una gran ciudad
en la que encuentras
tiendas, ocio, gustos
tiendas, ocio, gustos
para todos.
Ni un solo árbol.
—y solo doscientas veinticinco
mil novecientas defunciones
por año—.
Y yo siento que vivo
en la ciudad
en la que nunca vivió nadie,
Ni un solo árbol.
—y solo doscientas veinticinco
mil novecientas defunciones
por año—.
Y yo siento que vivo
en la ciudad
en la que nunca vivió nadie,
una ciudad como una fábrica,
una industria que comercia,
que almacena soledades.
Y veo al hombre
que almacena soledades.
Y veo al hombre
como un bloque
de hombres que no encuentran
el momento
de estirar la mano,
de unirse al semejante
y destruir
de unirse al semejante
y destruir
estas calles grandes,
superpobladas
y vacías.
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