“Las observaciones y vivencias del solitario taciturno son al mismo tiempo más confusas y más intensas que los de la gente sociable; sus pensamientos son más graves, más extraños y nunca exentos de cierto halo de tristeza. Ciertas imágenes e impresiones de las que sería fácil desprenderse con una mirada, una sonrisa o un intercambio de opiniones le preocupan más de lo debido, adquieren profundidad e importancia en su silencio y devienen vivencia, aventura, sentimiento. La soledad engendra lo original, lo audaz e inquietantemente bello: el poema. Pero también engendra lo erróneo, desproporcionado, absurdo e ilícito”.

—La muerte en Venecia, Thomas Mann.

domingo, 24 de noviembre de 2024

Tan solo un poquito

Como la traducción de una canción que aún no ha dejado de sonar.


Otro día inundado más,
el sol cae temprano
y golpea sobre la tierra 
aún mojada.

La escarcha en la hierba
se ve pálida y brilla
como si fuera capaz 
de escuchar música
del ruido pesado y sordo
de las suelas contra el barro.

Yo no he dejado de correr 
desde entonces.

Entonces... 
sigamos fingiendo
que continuar hacia delante
es lo mismo que avanzar.

¿Será que no lo escuchas 
chirriar en cada pisada?

¿Será que estás diciendo 
que fui yo quien empezó primero?

¿De verdad fui yo quien
comenzó aún sabiendo 
que perdería?

¿No crees que, 
como un adolescente,
en los momentos 
de desesperación
solo querríamos a alguien
que nos entendiera
aunque fuera
tan solo un poquito?

Ni siquiera recuerdo 
cómo se sienten
los dedos entrelazados,
he olvidado el tacto y el sonido.

Del silencio ¿cómo se
entienden las palabras,
de todos modos?

Pero, mírame, ¿no lo ves?
Creo que estoy devolviendo 
bastante bien los golpes,
estoy bien con la violencia
mientras no me hagan hablar.

¿No ves que me he pasado 
la vida entera
con la piel levantada?

De todas maneras
hablar mucho
es como no decir nada,
nada en absoluto.

¿Cuántas páginas podrá 
llevar ya 
nuestro registro de odio?

Si hasta los huesos dislocados
se volvieron a poner en su sitio 
de alguna manera,
si las quemaduras, las heridas,
ya no son más que cicatrices 
que resaltan 
entre el resto de contusiones
y moratones nuevos.

Todo estará bien 
mientras no alcances mi cara.

Será que el dolor nunca ha cesado,
por eso se siguen 
ocultando las molestias
de los cambios de tiempo,
incluso en días como estos.

En días como estos,
en los que todo parece
la traducción de una canción 
que aún no ha dejado de sonar,
días en los que sigo corriendo,
respirando el frío a través de la tela,
con los ojos explotando 
a punto de quebrar.

Apenas puedo ver más allá
de la inundación
que débilmente contengo.

En días como estos,
en los que el vaho 
sale a zancadas desde mi boca,
en los que el sol aparece insolentemente una vez más.

Al igual que tú
no se cansa de volver,
incluso si hace palidecer la hierba,
incluso si hace brillos innecesarios 
sobre las gotas que dudan
sobre si lanzarse o no 
desde el filo de las hojas,
incluso si ni siquiera
deja un poquito de calor.

Y yo sigo corriendo
como si fuera a alcanzar un final,
como si fuera a dejar de dudar,
como si al fin pudiera ser valiente 
y gritar basta 
y hacerlo posible,
como si no supiera que el final llegará 
solo cuando se borren mis pasos,
solo cuando me vaya.

Mientras elija quedarme
solo yo seré culpable,
así que 
dejadme escribir 
tan solo un poquito,
solo un poquito en lo que encuentro
la manera de dejarlo,
¿de acuerdo?

Aún solo respiro
en cada intento del tiempo
que no llega,
ya después pensaremos
qué hacer con las palabras
que jamás podrán ser dichas,
¿me perdonaré entonces 
por haberlas llorado
lo suficiente?

No tienes que preocuparte.
Siempre he sido tratada 
como la tonta,
la rara,
la loca,
la enferma,
como a esa chica 
a la que le pasa algo en la cabeza.
Estará bien si no te quedas.

Yo tampoco soy una víctima,
¿comprendes?
Incluso si parece 
que todo va mal
solo estoy expiando mis pecados. 
No creas que soy inocente.

No tienes que preocuparte.
De todos modos
no es el primero que piensa
que jamás podré dejarlo,
¿entiendes?
Solo llevo un tiempo cansada,
intentando acabar con esto.

He tenido que poner 
mi mano contra el sol
para seguir corriendo.

Estoy bien con la violencia.
Estoy bien.
Estoy bien.
Estoy bien.

Ni siquiera creí en ti
desde el principio.

No es necesario hablar.
El sol
aún se deja ver entre los árboles.

 



Nota: De verdad quise darle un aspecto de letra de canción traducida porque estaba escribiendo sobre ello cuando una canción me llegó, aunque lo mismo ha quedado demasiado traducción de Google. En fin, jajaSalu2.



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