“Las observaciones y vivencias del solitario taciturno son al mismo tiempo más confusas y más intensas que los de la gente sociable; sus pensamientos son más graves, más extraños y nunca exentos de cierto halo de tristeza. Ciertas imágenes e impresiones de las que sería fácil desprenderse con una mirada, una sonrisa o un intercambio de opiniones le preocupan más de lo debido, adquieren profundidad e importancia en su silencio y devienen vivencia, aventura, sentimiento. La soledad engendra lo original, lo audaz e inquietantemente bello: el poema. Pero también engendra lo erróneo, desproporcionado, absurdo e ilícito”.

—La muerte en Venecia, Thomas Mann.

sábado, 23 de septiembre de 2023

Quererte no dolía

 
Ya no quedan poemas azules,
ya no encierran al mal
la sal y las olas.
La arena se encallece
formando cemento en mis zapatos.

Bien quise dejar de roer el humo,
y aquí estoy, 
untando mis manos en barro, 
directas al pulmón.

Bien existen los terraplanistas,
las teorías de la conspiración
en un mundo 
con el ilogismo en auge.

También firmé el entrenamiento
de la fotosíntesis y la metamorfosis,
de convertir pequeñas mariposas
en reznos que mantener lejos.

También fui presa 
del mundo idiota,
también me desobedecí
dejando mi cometa
en algún lugar entre la lluvia.

No fue tu culpa, no,
no hiciste nada,
no hablaste,
la transgresión fue mía,
mi estupidez holística.

Quise dejarlo, y no lo hice.
Por falta de razón me quebranté
y ya no quedan poemas azules,
silbidos de mar donde lavar mi cara.

El dolor se guarda dentro,
remetiendo las esquinas
para cerrar la tapa.




Nota: Ninguno de los poemas subidos entre agosto-septiembre están en su versión definitiva, pero así me fuerzo a trabajar en ellos...

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